martes, 7 de diciembre de 2010

Enseñanza de Meishu Sama


Mi Naturaleza

Anteriormente escribí un ensayo titulado "Auto-observación"; pero a diferencia de aquél de índole objetiva, hare esta vez, en forma subjetiva, una visión de ml mismo.

Creo que actualmente no existe persona alguna más feliz que yo, por lo que estoy constantemente lleno de gratitud a Dios. ¿Cuál es la causa de esta felicidad?

Yo soy distinto de la generalidad de las personas, en que Dios me atribuyó una gran misión, que me empeño en cumplir día y noche y todos los fieles mesiánicos saben que un incontable número de personas están siendo salvadas a través de ella.

Pero hay un secreto para lograr la felicidad, fácil de ser practicado aun por las personas comunes que no tienen, como yo, una misión especial. Primeramente deseo abrir mi corazón presentando lo que está constantemente en mi interior.

Desde mi juventud me gustaba dar alegría al prójimo, al punto que se convirtió en una especie de afición para mí. Mi pensamiento permanente es cómo hacer felices a los demás. Por ejemplo, cada mañana cuando me levanto, lo primero que hago es preguntar cómo se encuentran los demás miembros de mi familia. Si encuentro a alguien de mal humor, esto me afecta sobremanera. En la sociedad ocurre justamente lo contrario; son los subordinados quienes se interesan primeramente por el estado de ánimo de sus superiores. Como yo actúo en forma contraria, este hecho me causa extrañeza y a la vez me desilusiona un poco. Por esta razón, lo que más me dude y me afecta es escuchar gritos iracundos, quejas y lamentaciones inútiles, así como escuchar hablar repetidas veces sobre un mismo asunto. Soy alegre y pacifico desde lo más profundo de mí ser; esa es mi naturaleza.

El resultado de tales hechos constituye una de las causas de mi felicidad. Por eso siempre afirmo que "Si no hacemos feliz al prójimo, no podremos ser felices".

Creo que mi mayor objetivo, el Paraíso Terrestre, será la ampliación y repercusión de este sentimiento en el corazón de todos los hombres.

Me incomoda un tanto que el contenido de este capítulo haya sido una autoalabanza; pero me sentiré satisfecho si resulta útil en algo.

Meishu Sama en, 30 de agosto de 1938

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