martes, 24 de noviembre de 2009

Palabras - Ministro Paulo Marback


¿Atrapamos o ayudamos al trabajo de Dios?
Creo que nosotros, los Mesiánicos debemos hacernos esa pregunta reflexionando constantemente, al final, ¿Cuántas veces sin darnos cuenta asumimos nosotros el poder de decisión sobre lo que es bueno o malo para la Obra de Dios?
Con el pasar de los días y años, estamos percibiendo cada vez más la transformación del mundo, la aceleración del proceso purificador de la humanidad y del planeta y asistimos a esto de brazos cruzados, muchos nos advirtieron sobre la llegada de este momento, Meishu Sama, Buda, Mahoma, Jesús, los Mayas y tantos otros, han dejado en claro que estamos aproximándonos al momento de la gran definición de la historia humana y con seguridad, seres de gran influencia mundial no pueden ser tratados como simples mentirosos o alucinados.
Nosotros los Mesiánicos cargamos en nuestro pecho el Sagrado Punto Focal Ohikari, capaz de darnos el poder de canalizar la propia Luz de Dios, ¿Cómo estamos haciendo uso de Él? ¿Será que lo tenemos para nuestra protección o para la Salvación de la humanidad?, ¿estamos haciendo la Obra de Dios o de Satanás?. Una institución Mesiánica en el Japón denomina a sus miembros Shinja, o sea, Servidores de Dios, y al mismo tiempo Meishu Sama nos enseña que los demonios se llaman Jashin, observen bien la semejanza de esas dos palabras: Shinja y Jashin, ¿será que estamos atentos y de forma sutil, nosotros dejamos salir la condición de Shinja para la condición de Jashin?
Realmente muchas veces pensamos ser Shinjas y actuamos como Jashin, es muy sutil ese cambio, es así que comenzamos a conducir nuestra vida religiosa de manera egoísta y terminamos por aumentar la fuerza de Satanás dentro de la Iglesia, obrando mal, cuando deberíamos vencer nuestros límites para practicar el bien.

En la Biblia Sagrada existe el citado de Jesús: “¡Arrepentíos, por que se aproxima el Reino del Cielo!” Y Meishu Sama dice: “Llegará el momento en que aún el hombre postrado de rodillas, ¡aún así, Dios no podrá hacer más nada!”
Son esas advertencias serísimas, las cuales deberían llevarnos a la reflexión diaria, al final, participamos diariamente de la expansión del mal y poco hacemos por la expansión del bien, ¿Cuántas veces por día juzgamos a las personas? ¿Cuántas veces dejamos nuestros pensamientos, palabras y acciones luchando por nuestros propios deseos? ¿Cuántas veces lo más importante es la felicidad personal que la felicidad ajena? El Mesías del Mundo está entre nosotros, Meishu Sama, y dejó el Ohikari como el mayor instrumento de Salvación y esa Luz que canalizamos es el propio poder de Dios Creador del Mundo.
Comenzamos a transmitir y generar milagros como nunca antes vistos en la historia humana, con mi mayor respeto a todas las religiones, voy a dar un ejemplo; en la Iglesia Católica, para que un persona sea santificada es necesario que se le atribuya la comprobación de un milagro, nosotros los Mesiánicos, vivimos milagros cada vez que levantamos nuestra mano para canalizar el Johrei. Yo mismo ya experimenté incontables milagros eliminando la enfermedad, como el cáncer por ejemplo, así como también problemas de pobreza y conflictos, mientras que Satanás hace también la expansión de su obra, cada día él otorga el poder de expansión del reino del infierno en la Tierra a los jóvenes, otorgándoles drogas, bebidas, prostitución, armas etc. Así cada día expande la obra del mal y somos espectadores pasivos, cuando en nuestro pecho tenemos el poder de Salvación, cuando podemos salir por las calles y otorgar el Ohikari a las personas, generando Salvación a ellas y a sus antepasados, cuando podemos otorgar las enseñanzas de Meishu Sama a millares de personas, cuando podemos otorgar la Flor de Luz, que tiene la fuerza de iluminar el ambiente donde ella es colocada, cuando podemos otorgar el estilo Mesiánico de vida a las personas que viven un estilo infernal de vida.
Usted mi preciado lector, que aún no conoce el Johrei, venga con su problema, yo le garantizo la solución, porque confío definitivamente en la fuerza de Salvación generada por la Luz de Dios, el Johrei.
Usted, mi amigo Mesiánico, vamos a participar de esta gran marcha en pro de la felicidad de las personas y así ayudar de verdad al trabajo de Dios.

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