lunes, 14 de septiembre de 2009

Enseñanza - La causa de los sufrimientos



Debe quedar bien claro que la infelicidad que aflige a las personas e general no es generada por la naturaleza. Se origina en la propia conducta humana. No vale la pena, pués, a ninguno lamentarse de sus sufrimientos. Al contrario, cada quien precisa tomar consciencia del mal que se causó a si mismo.

Conserven, por lo tanto, con firmeza, en sus mentes, este principio de justicia: la causa de todos los males están en el corazón de los hombres. Son ellos los responsables por las innumerables desgracias que les advienen. Nunca atribuyan, entonces, la culpa de los propios errores a los otros. No digan que la sociedad es mala, ni responsabilicen al gobierno, a la política, a la educación, al sistema o la situación del mundo por los fracasos personales.

Aunque el comportamiento normal de las personas, en la actualidad, sea imputar a los demás la causa de los fracasos, los hombres de fe deben actuar de manera más consciente. Si viven siempre lamentándose, sólo podrán acumular un número aún mayor de nublamientos y, como consecuencia, provocar más sufrimiento para purificarlas, además de crear motivos para quejas más frecuentes. Ese modo de vivir es bastante errado y llevará ciertamente a desgracias irreparables.

Siendo criaturas bañadas por la Luz de Dios, mediten profundamente sobre estas verdades y guárdenlas en el fondo del corazón.
Debe quedar bien claro que la infelicidad que aflige a las personas e general no es generada por la naturaleza. Se origina en la propia conducta humana. No vale la pena, pués, a ninguno lamentarse de sus sufrimientos. Al contrario, cada quien precisa tomar consciencia del mal que se causó a si mismo.

Conserven, por lo tanto, con firmeza, en sus mentes, este principio de justicia: la causa de todos los males están en el corazón de los hombres. Son ellos los responsables por las innumerables desgracias que les advienen. Nunca atribuyan, entonces, la culpa de los propios errores a los otros. No digan que la sociedad es mala, ni responsabilicen al gobierno, a la política, a la educación, al sistema o la situación del mundo por los fracasos personales.

Aunque el comportamiento normal de las personas, en la actualidad, sea imputar a los demás la causa de los fracasos, los hombres de fe deben actuar de manera más consciente. Si viven siempre lamentándose, sólo podrán acumular un número aún mayor de nublamientos y, como consecuencia, provocar más sufrimiento para purificarlas, además de crear motivos para quejas más frecuentes. Ese modo de vivir es bastante errado y llevará ciertamente a desgracias irreparables.

Siendo criaturas bañadas por la Luz de Dios, mediten profundamente sobre estas verdades y guárdenlas en el fondo del corazón.


Meishu Sama

Creador del Arte de Johrei

No hay comentarios:

Publicar un comentario